La Casa de Nariño ha confirmado que Laura Sarabia, la mano derecha del presidente Gustavo Petro, dejará su cargo como directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (DAPRE). En su lugar, asumirá el vicecanciller Jorge Rojas, según fuentes cercanas al gobierno. Este cambio se enmarca dentro del remezón ministerial que se está llevando a cabo en la recta final del mandato presidencial.
Sarabia, quien desempeñó este papel durante un año, es una de las figuras clave del gobierno Petro, y su salida se produce en un contexto de ajuste dentro del gabinete. Este lunes también se confirmó la salida de Mauricio Lizcano del Ministerio de las TIC, y se especula que al menos otros cinco ministros seguirán el mismo camino debido a sus aspiraciones electorales de cara a las elecciones de 2026.
En este proceso de reconfiguración ministerial, uno de los nombres más mencionados es el de Luis Gilberto Murillo, actual canciller, quien planea postularse para la Presidencia. Para evitar una inhabilidad, se espera que deje su cargo antes de marzo. Esto refuerza la idea de que el gobierno está realizando un ajuste estratégico para encarar la última parte del mandato.
Aunque no se ha confirmado el futuro destino de Sarabia, en las últimas semanas ha cobrado fuerza la hipótesis de que podría ser trasladada a la Cancillería, una cartera que queda vacante con la salida de Murillo. De ser así, se trataría de un nuevo paso en su carrera dentro del gobierno, donde ha sido una de las figuras más cercanas al presidente Petro desde la campaña de 2022.
La trayectoria de Sarabia en el gobierno de Petro ha sido notable. Antes de asumir la dirección del DAPRE, fue jefa de Gabinete y directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS), roles que le permitieron consolidarse como una de las piezas clave en la administración actual. Su cercanía con el presidente y su capacidad para gestionar asuntos políticos y sociales la han hecho una de las figuras más influyentes del gabinete.
El remezón ministerial que está ocurriendo no es solo una cuestión de ajustes en los cargos, sino también una estrategia política que tiene en cuenta las futuras elecciones. En este sentido, el presidente Petro busca asegurar que los puestos clave estén ocupados por personas de su confianza y que tengan la capacidad de responder a las demandas de su administración en la recta final de su mandato.
A medida que se aproxima la elección presidencial de 2026, es probable que más cambios en el gabinete sigan ocurriendo. Los ministros y altos funcionarios con aspiraciones electorales están tomando decisiones clave para no quedar inhabilitados, lo que acelera la salida de varios de ellos. Sin embargo, lo que parece claro es que el gobierno de Petro continuará ajustando su estructura para fortalecer su imagen y alcanzar sus objetivos en los próximos años.
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