Misa por la Paz en Venezuela: Un Encuentro de Fe y Esperanza en Paraguay
Miercoles 14 de enero, la comunidad venezolana en Fernando de la Mora, Paraguay, celebró una misa por la paz en Venezuela. Este acto simbólico estuvo lleno de esperanza y de oración por la situación que atraviesa el país. Acompañados de fervor y devoción, los venezolanos se unieron en un solo corazón, pidiendo por la estabilidad y el bienestar de su nación.
Esta celebración, además de ser una muestra de solidaridad, evocó una de las tradiciones religiosas más importantes de Venezuela: la devoción por la Virgen de la Divina Pastora. Una figura emblemática para los venezolanos, cuya historia está profundamente marcada por la fe y el amor hacia la madre espiritual del pueblo.
La historia de la Divina Pastora tiene sus raíces en la Edad Media, donde la imagen de la Virgen María fue representada como la protectora de un rebaño de ovejas. Esta alegoría simboliza su rol como guía espiritual y protectora de la humanidad. La devoción a la Virgen cruzó el Atlántico, y en 1706, el fraile Marcelino de San Vicente llevó la imagen a Venezuela.
El lugar de mayor devoción por la Divina Pastora es la ciudad de Barquisimeto, donde la Virgen encontró un hogar. Aunque inicialmente llegó a diversas regiones del país, fue en esta ciudad donde la figura de la Virgen se consolidó como un ícono de la fe popular. Fue aquí donde la primera procesión en su honor se llevó a cabo en 1856, durante una epidemia de cólera que azotaba la región.
Esa procesión, dirigida por el pueblo de Lara, tuvo un impacto milagroso. Se cuenta que el padre José Macario Yépez ofreció su vida por la curación del pueblo, y milagrosamente, los casos de cólera comenzaron a disminuir hasta desaparecer. Este evento trascendental marcó el inicio de una tradición que ha perdurado por más de 160 años.
Hoy en día, la procesión de la Divina Pastora es una de las más grandes de Venezuela, convocando a más de dos millones de personas que recorren los siete kilómetros entre el pueblo de Santa Rosa y el centro de Barquisimeto. Cada año, miles de devotos se unen en una peregrinación cargada de espiritualidad y fervor, caminando en oración y realizando actos litúrgicos.
La misa en Paraguay, aunque lejos de la tierra natal, fue un acto de unidad y fe que recuerda a los venezolanos el profundo amor y devoción hacia la Virgen de la Divina Pastora. En cada oración y en cada paso dado por los fieles, se mantiene viva la esperanza de un futuro mejor para Venezuela, mientras la imagen de la Virgen sigue siendo un símbolo de paz y protección
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