"Un Refugio de Esperanza para Migrantes en Asunción"

"Un Refugio de Esperanza para Migrantes en Asunción"



La ciudad de Asunción cuenta ahora con un nuevo espacio de acogida y acompañamiento para personas migrantes y refugiadas: el Centro Integrado de la Pastoral de la Movilidad Humana. Esta iniciativa, impulsada por la Iglesia Católica en colaboración con organizaciones especializadas, busca brindar un entorno solidario donde se atiendan no solo las necesidades básicas, sino también los derechos y la dignidad de quienes se ven obligados a dejar su hogar.

Durante la ceremonia de apertura, que reunió a representantes religiosos, voluntarios y defensores de los derechos humanos, se destacó la importancia de este nuevo centro como respuesta concreta ante las crecientes dificultades que enfrentan los migrantes. La bendición del lugar estuvo a cargo del cardenal Adalberto Martínez Flores, quien señaló que la misión pastoral también implica extender la mano al forastero, al que está de paso, al que sufre lejos de su patria.


El centro funcionará como un lugar de consulta y orientación para personas migrantes, refugiadas y también para familias de paraguayos que han emigrado. Se brindará información legal, apoyo psicológico, y guía para acceder a servicios de salud, educación o asistencia social. La atención será gratuita y personalizada, buscando responder a cada situación de forma humana y profesional.


Pero más allá del servicio asistencial, este espacio tiene una vocación profundamente educativa. Se ofrecerán talleres formativos, cursos de espiritualidad y espacios de diálogo donde se analizarán los desafíos actuales de la movilidad humana. Estos encuentros estarán abiertos a voluntarios, profesionales y agentes pastorales que deseen involucrarse más profundamente en la causa.


Ubicado en la calle 25 de mayo, este centro se convierte en un símbolo concreto del compromiso de la Iglesia con la justicia social. En una época marcada por la desinformación y el miedo al diferente, abrir las puertas a los migrantes es una forma de testimoniar que la fraternidad no tiene fronteras. La casa está abierta a todos sin distinción de nacionalidad, religión o estatus migratorio.


El proyecto cuenta con el respaldo de la Fundación Scalabrini y la Congregación de los Misioneros de San Carlos, que tienen una larga trayectoria en la atención a migrantes en América Latina. Su experiencia ha permitido estructurar un modelo de atención integral que prioriza la escucha activa y el respeto a las historias de vida de cada persona que llega.


En definitiva, el nuevo centro es mucho más que un edificio: es un gesto tangible de hospitalidad y una apuesta por un futuro donde las personas en movilidad encuentren puentes en lugar de muros. Con esta inauguración, Asunción da un paso significativo en la construcción de una ciudad más humana, más abierta y más solidaria.

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